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PAPEL DE LA CULPA CUANDO COMES

La culpa al comer puede influir en nuestro estado emocional, pues la ansiedad o el estrés se puede confundir con el hambre, lo cual nos afecta tanto a la salud mental como física, por comer ciertos alimentos provocando episodios de atracones o restricciones excesivas en lugar de disfrutar de la comida,

La presión social y cultural y los estándares de belleza o salud impuestos pueden generar culpa si sentimos que nuestros hábitos alimenticios no cumplen con ellos.

Una alimentación saludable es clave con la ayuda de un profesional nutricionista, abordar esta emoción es crucial para fomentar hábitos saludables 

La culpa puede llevar a comportamientos extremos, como restricciones alimentarias, atracones o ciclos de dieta que perpetúan una relación tensa con la comida, en lugar de ver la comida como fuente de nutrición y placer, se convierte en un motivo de juicio y autocastigo. 

Con los profesionales expertos en nutrición aprenderás pautas a identificar la diferencia de hambre y saciedad, antes, durante y después de comer y que todos los alimentos pueden formar parte de la alimentación para poder guiarte a través de la educación alimentaria a sentirte mejor y disfrutar del placer de la comida, aprendiendo que todos los alimentos tienen un lugar en una dieta equilibrada y que ningún alimento «es malo» en moderación.

Desmontan mitos sobre la comida y la necesidad de perfección en la dieta restricciones alimentarias, dietas extremas o reglas estrictas suelen llevar a «transgresiones» que desencadenan culpa.

Autoexigencia excesiva: Tener expectativas poco realistas sobre el propio cuerpo o hábitos alimenticios intensifica la culpa.

Disfrutando de la comida y ayudan a redefinir el acto de comer como un momento de conexión con el cuerpo ya la culpa puede contribuir a trastornos como ansiedad, depresión o trastornos de la conducta alimentaria.

Dedica tiempo a saborear los alimentos, comer despacio y prestando atención a cada bocado permite disfrutar plenamente de los sabores, texturas y aromas, masticar lentamente también ayuda a que el cerebro registre la saciedad, evitando comer en exceso y reduciendo así la probabilidad de sentir remordimientos.

 

«No viniste al mundo a contar calorías, viniste a vivir. Come, disfruta, sigue adelante.»


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EL SUEÑO SE PUEDE MEJORAR CON LA ALIMENTACION

El sueño es un pilar fundamental para la salud, ya que influye en la regeneración celular, el equilibrio hormonal y el bienestar general. La nutrición juega un papel clave en la calidad del descanso, ya que ciertos alimentos pueden favorecer la producción de hormonas del sueño y mejorar la relajación, mientras que otros pueden interferir en el proceso de conciliación del sueño.

Mejorar el sueño a través de la alimentación es una estrategia efectiva y natural.

La alimentación tiene gran importancia a la hora de conciliar el sueño y la calidad de vida, por otro lado los malos hábitos alimenticios están afectando cada vez más nuestra capacidad para descansar.

Por lado la falta de nutrientes (triptófano o magnesio) consumo de cafeína, alcohol, cenas ricas en grasas o muy picantes pueden alterar el sueño.

Recomendaciones Nutricionales para un Mejor Descanso

  • Algunos alimentos mejoran el sueño como la leche o infusiones, los huevos, el plátano, las almendras, los cereales etc.
  • Cena ligera y equilibrada, optar por una combinación de proteínas magras, carbohidratos complejos y grasas saludables.
  • Evitar cenas muy tarde, lo ideal es cenar al menos 2-3 horas antes de dormir.
  • Hidratación adecuada: Evitar el exceso de líquidos antes de acostarse para prevenir despertares nocturnos.
  • Infusiones relajantes como la manzanilla, valeriana o tila pueden ayudar a preparar el cuerpo para el descanso.
  • La nutrición adecuada puede marcar una gran diferencia en la calidad del sueño.
  •  Adaptar la dieta a las necesidades del organismo permite optimizar el descanso y mejorar la salud en general.

Alimentos y Bebidas que Perjudican el Sueño

  • Cafeína y estimulantes, como en el café, té negro, refrescos y chocolate, pueden interferir en el sueño si se consumen en la tarde o noche.
  • Azúcares refinados ya que provocan picos de glucosa que pueden generar insomnio y despertares nocturnos.
  • Comidas pesadas y grasas como fritos, embutidos y comidas muy condimentadas dificultan la digestión y pueden interrumpir el descanso.
  • Alcohol puede inducir somnolencia, altera las fases profundas del sueño, reduciendo su calidad.

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ME LEVANTO POR LAS NOCHE A COMER ¿ QUE HAGO ?

Esto se puede clasificar como el síndrome del comedor nocturno

Quienes lo padecen experimentan una gran ansiedad por comer por la noche. Pueden levantarse incluso varias veces de la cama a comer de forma descontrolada. Esta situación puede propiciar un aumento de peso e, incluso, aumentar el riesgo de diabetes y otras alteraciones.

 

Síntomas característicos pueden ser:

 

Hambre nocturna

Despertarse a medianoche con hambre o dificultad para dormir junto con la creencia de que, si no come, no podrá dormirse. También se produce una fuerte necesidad de comer después de la cena y a la hora de acostarse.

Elevada ingesta calórica por la noche

Ingerir más del 25% de la ingesta calórica después de la cena 

En repetidas ocasiones

Levantarse de la cama a comer varias veces durante la noche. “Y sufre este episodio más de dos veces por semana”

Alimentos estrella en las grandes ingestas nocturnas

En estos atracones se suelen preferir alimentos ricos en carbohidratos. Sobre todo, refinados, ricos en azúcares y grasas, como snacks y bollería. Los dulces intervienen en el sistema de recompensa cerebral en momentos de ansiedad aumentando la serotonina. 

Normalmente los alimentos se toman en forma de bocados, snacks o picoteos no demasiado grandes.

La ingesta ronda las 300kcal de media 

Precisamente esta forma de realizar las ingestas en pequeñas cantidades es una de las diferencias con el trastorno por atracón.

Consecuencias para los comedores nocturnos

Al comer de forma descontrolada por la noche se acaba comiendo mucho más de lo necesario al cabo del día. Con el agravante de que se trata de una alimentación desequilibrada y poco saludable. 

Además, aumenta el riesgo de caer en otros trastornos de la conducta alimentaria.

Y, por supuesto, conlleva una importante falta de descanso.

Algunos estudios revelan que desplazar las ingestas hacia la noche perjudica la flexibilidad metabólica. Esto altera el metabolismo de la glucosa y provoca una mayor resistencia a la insulina. El resultado puede ser un aumento de la grasa corporal y con ello un aumento de peso además de un riesgo a padecer diabetes 

Tratamiento multidisciplinar  

Los trastornos de la conducta alimentaria suelen requerir un abordaje multidisciplinar entre el psicólogo y el nutricionista. No hay una varita mágica, ni un método único e infalible sobre cómo evitar los atracones nocturnos.

Corresponde al psicólogo analizar los pensamientos, emociones o preocupaciones que subyacen bajo esa conducta y reconducirlos adecuadamente. Los estudios revelan que estos pacientes suelen presentar mayores índices de depresión, estrés post traumático, baja autoestima u otros problemas de salud mental.

La terapia suele incluir técnicas para aprender a gestionar el estrés y relajación progresiva muscular. “Si es necesario, se puede llegar a administrar fármacos antidepresivos del grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina”, señala. El objetivo de estos medicamentos es, entre otros, reordenar los ritmos circadianos.

El dietista-nutricionista, por su parte, revisará los patrones de alimentación y establecer una estrategia nutricional personalizada para equilibrar las ingestas durante todo el día. Esta estrategia debe implementarse de forma progresiva, evitando los reproches, la culpa o las restricciones muy estrictas de forma inmediata. 

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CÓMO GESTIONAR MI ANSIEDAD CON LA COMIDA

CÓMO GESTIONAR MI ANSIEDAD CON LA COMIDA

 

El acto de comer, aunque pueda parecernos un acto físico, también está relacionado con variables psicológicas. Nuestro estado de ánimo, haber descansado poco, el estrés y la falta de ejercicio son situaciones que nos pueden generar ansiedad con la comida y comer sin hambre real.

 

Una vez reconocido el “tengo ansiedad con la comida” pasamos a ¿qué hacer en este caso? ¿Cómo gestionarlo? Aquí te dejo una serie de consejos para poner en práctica:

 

  • Desayuna de manera adecuada todos los días. Empezar el día con energía y elegir bien nuestro desayuno reduce los posibles episodios de ansiedad que se puedan dar. Saltarse esta comida o incluir bollería industrial puede hacer que a media mañana nos sintamos con falta de energía y, para compensarlo, comer alimentos hipercalóricos.

 

  • Comer un puñado de cacahuetes crudos o nueces al día, ya que son fuente de niacina, lo que conocemos como vitamina B3, y su carencia puede provocarnos problemas de insomnio y ansiedad.

 

  • Mastica despacio tus comidas y se consciente de lo que comes.

 

  • Realiza ejercicio físico de manera regular, ya que nos ayudará a mantenernos activos y reducir nuestro apetito.

 

  • Ten a mano alimentos saludables, evitando aquellos hipercalóricos y procesados ricos en grasas y azúcares. Son buenas opciones: una pieza de fruta, frutos secos, lácteos o infusiones.

 

Además, adoptar unos buenos hábitos alimenticios es clave y en Nutrieat estamos a tu disposición. ¡No dudes en contactarnos!

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