La dieta mediterránea, cuya principal fuente de grasas es el aceite de oliva, presenta múltiples efectos beneficiosos para la salud.
El aceite de oliva es fuente de un gran valor nutricional, al igual que un factor muy importante para la prevención de muchas enfermedades relacionadas con nuestra alimentación.
Este posee una elevada cantidad de vitamina E, que es uno de los principales antioxidantes de la naturaleza
Gracias a su composición, esta vitamina junto con otras como la vitamina K, favorecen la absorción de minerales, ayudando al mantenimiento de los tejidos de nuestro cuerpo, la vista y nuestro sistema inmune.
Es una fuente rica en polifenoles, antioxidantes y grasas monoinsaturadas, que nos ayudan a combatir enfermedades cardiovasculares.
Reduce el riesgo de ciertos tipos de cáncer
Su ingesta moderada nos puede ayudar a perder peso, ya que ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre, y nos ayuda a reemplazar grasas menos saludables que podamos introducir en nuestra dieta.
Mejora la salud de nuestro cerebro y mejora nuestra salud mental y nuestro estado de ánimo
Propiedades antiinflamatorias gracias a los antioxidantes que contiene
Ayuda a conseguir una microbiota intestinal saludable
Nos ayuda a controlar nuestro colesterol