Un paciente con hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, puede presentar una acumulación excesiva de grasa en el hígado, es más común en personas con sobrepeso u obesidad, diabetes, hipertensión arterial y dislipidemia.
Es importante un cambio en el estilo de vida, como la dieta y la pérdida de peso, para ello podrás consultar a los especialistas de la nutrición que te realizaran un seguimiento adecuado y personalizado del tratamiento según tus necesidades específicas.
Estos cambios pueden ser muy efectivos para mejorar la salud del hígado y prevenir complicaciones.
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La dieta Mediterránea rica en frutas, verduras, granos integrales, pescado y grasas saludables como el aceite de oliva. Este tipo de dieta ha demostrado ser beneficiosa para reducir la grasa hepática.
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Evitar alimentos procesados ya que el consumo de azúcares refinados, carbohidratos simples y grasas trans, pueden empeorar la acumulación de grasa en el hígado.
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Aumentar la ingesta de fibra, los alimentos ricos en fibra, como legumbres, frutas y verduras, ayudan a mejorar la salud metabólica.
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Controlar las porciones y mantén un equilibrio calórico para evitar el aumento de peso, que es un factor de riesgo para el hígado graso
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Una dieta baja en harinas refinadas, azúcares y alcohol, junto con la práctica regular de ejercicio.
Consejos de un estilo de vida saludable:
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Ejercicio regular ya que la actividad física, como caminar, nadar o hacer ejercicios aeróbicos, ayuda a reducir la grasa acumulada en el hígado.
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Consumir calorías suficientes: Aumenta la ingesta calórica diaria eligiendo alimentos nutritivos y densos en energía, como frutos secos, semillas, aguacates y mantequilla de maní.
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Evitar el alcohol pues el alcohol puede agravar la condición, incluso si el hígado graso no es de origen alcohólico.
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Controlar el peso entre un 5% y un 10% del peso corporal puede marcar una gran diferencia en la salud hepática.