El envejecimiento es un proceso inevitable que se asocia a la pérdida de capacidades funcionales en varios sistemas del cuerpo, como el cardiovascular, el sistema muscular esquelético, el osteoarticular y el neuro-inmuno-endocrino. Los cambios aparecen debido a las interacciones entre los factores genéticos y el estilo de vida, como la dieta y el sedentarismo.
Varios estudios muestran evidencias sobre la importancia del ejercicio físico para reducir los efectos deletéreos del envejecimiento, en cuanto a la mejora del desempeño funcional, la prevención de enfermedades y el aumento de la longevidad.
Además, el ejercicio físico mejora la función cognitiva y el estado de ánimo. El entrenamiento aeróbico y de fuerza colabora con la prevención y el tratamiento de enfermedades mentales, que en su mayoría son prevalentes en adultos mayores, como la demencia y la enfermedad de Parkinson.
El “American College of Sports Medicine» y la “Organización Mundial de la Salud” (OMS) recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio a la semana para obtener beneficios para la salud.
Además, la prescripción de actividad física a las personas mayores debe incluir ejercicios aeróbicos, de fuerza, de flexibilidad, de equilibrio y de coordinación motora.
Desafortunadamente, menos de la mitad de la población es físicamente activa. Asimismo, estudios revelan que este porcentaje es aún menor entre los adultos mayores, ya que hasta el 80% de ellos son inactivos. Entre las estrategias para aumentar la adopción de ejercicios en la rutina, la realización de acciones cotidianas pueden contribuir para reducir el sedentarismo.
Según la OMS, los mensajes deben ser claros y sencillos, por ejemplo, «reúna 150 minutos de actividad física semanal» o «haga 30 minutos de actividad física moderada todos los días». Otra forma de medir el nivel de actividad física espontánea es contando el número de pasos por día. Los estudios realizados actualmente muestran que los ancianos caminan una media de 7.000 a 10.000 pasos al día.
Sin embargo, esta no es la realidad para la mayoría de ellos, especialmente para aquellos diagnosticados con enfermedades mentales. La investigación muestra que los pacientes con Alzheimer caminan un promedio de 4.645 pasos al día.
Esta es una cantidad mucho menor que el mínimo generalmente recomendado para la salud. Así, caminatas diarias de 30 minutos, que corresponden a una media de 3.000 pasos, serían suficientes para aumentar la actividad física de estos pacientes y llegar al número de pasos indicado para este grupo de edad, favoreciendo así su salud.