La inflamación es el mecanismo biológico de defensa natural de nuestro
organismo, que nos permite enfrentarnos a infecciones, traumatismos, heridas,
etc. Sin embargo, en algunas enfermedad crónicas como el cáncer o la
diabetes podemos encontrar una inflamación sistémica crónica que puede
conllevar a un deterioro del paciente por una respuesta desproporcionada.
Encontramos en la nutrición una serie de alimentos antiinflamatorios que nos
van a ayudar a reducir esos niveles de inflamación sistémica de nuestro
organismo. Los antioxidantes son compuestos sintetizados por las plantas en
sus diferentes partes (frutos, hojas, ramas, raíces, etc.) que se caracterizan por
tener grupos hidroxilo (-OH) unidos entre sí por anillos bencénicos. En el
metabolismo celular, cuando producimos energía en forma de ATP a partir de
glucosa, se generan sustancias nocivas conocidas como radicales libres de
oxígeno. Los grupos hidroxilo permiten donar un átomo de hidrógeno o un
electrón a un radical libre, saturándolo y neutralizándolo.
Los antioxidantes más frecuentes en la alimentación los encontramos divididos
en 3 grupos:
– Polifenoles: los encontramos en las frutas, verduras, cereales y
legumbres, aunque también en algunas bebidas e infusiones como el
café o el té verde. A su vez, los polifenoles se subdividen en flavonoides,
donde podemos encontrar las isoflavonas de la soja, y los polifenoles no
flavonoides, como el resveratrol. Todos ellos tienen efectos
antiinflamatorios, aunque también presentan otras cualidades como
propiedades quelantes, al adherirse a sustancias tóxicas, como el cobre,
hierro o el plomo, y eliminarlas vía renal o digestiva.
– Carotenoides: los encontramos en aquellos alimentos de coloración
anaranjada, como la zanahoria, naranja, melocotón, mandarina, tomate
o papaya. Los carotenoides son pigmentos sintetizados por las plantas
en el proceso de la fotosíntesis. Los carotenos son los precursores de la
vitamina A o retinol, la cual tiene un papel fundamental en el sistema
inmunitario, además de presentar funciones dermatológicas y retinianas.
– Vitaminas del grupo C y E: la vitamina C es un nutriente esencial,
presente en frutas y verduras, especialmente en las fresas, la naranja,
kiwi, limón, tomates y pimientos. Por otro lado, la vitamina E se
subdivide en tocoferoles y tocotrienoles, con un potente efecto
antioxidante, muy presente en el aceite de oliva o en los frutos secos
(almendras, cacahuetes, avellanas, nueces).
Es fundamental acompañar estos alimentos con el cese de tabaco y alcohol,
practicar ejercicio física y evitar el estrés crónico para conseguir mayores
beneficios. Al mismo tiempo es fundamental la forma de cocinado de los
alimentos, intentando evitar las altas temperaturas que puedan condicionar una
menor biodisponibilidad de nutrientes termolábiles, como la vitamina C.